Por eso es que amo tanto a mi México, por que ni la muerte misma nos
detiene.
Cada año el 1 y 2 de noviembre Dios da permiso a las animas de nuestro
antepasados para venir a visitarnos, los primeros en llegar son los niños, los
angelitos el 1° de noviembre, y después llegan los adultos, en la madrugada del
2 de noviembre, se le hace un altar con todo lo que les gustaba comer en vida,
a los niños se les pone dulces y juguetes, y cada parte del altar tiene un
significado.
En muchas partes del país en
islas y municipios las personas incluso se quedan toda la noche en los
cementerios entre fiestas risas y rezos, hasta el amanecer.
Aquí en México es así, no le tenemos miedo a la muerte, es una amiga que
todos algún día veremos y nos iremos con ella.
Este altar es de mi salón el año pasado.
¡¡¡¡Así
que hasta que la huesuda nos lleve por aquí estaremos!!!!